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EL APORTE DEL PROYECTO EN LOS PROGRAMAS DE MEJORAMIENTO HABITACIONAL 107 MEJORAMIENTOS HABITACIONALES EN CAMPO UNAMUNO
La emergencia sanitaria hizo socialmente visible las condiciones de precariedad en las que vive gran parte de la población. Esta coyuntura se inscribe en un proceso con condiciones que preexisten, como la histórica desigualdad en el acceso al suelo, a las infraestructuras (agua potable, tratamiento cloacal; recolección de residuos, etc); el hacinamiento crítico en las viviendas, el alto porcentaje de trabajo informal y las condiciones de precariedad en la organización espacial de los barrios populares, son problemas concretos con los que ya convivía la población, y hoy se profundizan.
En este sistema complejo e histórico de la desigualdad en la que se produce el territorio, entendemos necesario instrumentos de intervención que reconozcan a la vez la multiactoralidad y la multidimensionalidad de los procesos, así como diseñarlos de forma tal que incorporen a les pobladores como protagonistas en la producción del proyecto de transformación del espacio. La experiencia en el mejoramiento de viviendas en Campo Unamuno en Lomas de Zamora es una forma concreta de trabajo conjunto, a partir de las demandas de la población, donde el aporte profesional tiene una llegada directa a quienes luchan para la mejora de su hábitat. Trabajamos sobre los elementos técnicos y capacidades para intervenir en la problemática del hábitat, develando el aporte proyectual en los programas de mejoramiento habitacional de barrios populares.
En la búsqueda de restituir experiencias del ejercicio disciplinar que entendemos pueden aportar a la promoción de políticas sistémicas, dado que el problema es masivo; del mismo modo que devela algunos aspectos sobre el quehacer de la práctica profesional en estos contextos, comprendiendo en el proyecto arquitectónico un aporte valioso y necesario para el desarrollo de los barrios populares.
CONTEXTO
CAUSA MENDOZA
La cuenca del Matanza Riachuelo tiene en sus 64 km de extensión, 634 villas y asentamientos, donde viven 880.395 personas localizadas en 213.534 viviendas.1 En 2004 un grupo de vecinos presentó una demanda contra el Estado Nacional, la Provincia, la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y 44 empresas, reclamando la recomposición del ambiente, Y la creación de un fondo para financiar el saneamiento de la cuenca y mejorar las condiciones de quienes la habitan. Posteriormente, la misma se amplió hacia los 14 municipios bonaerenses, extendiéndose a toda la Cuenca Matanza Riachuelo.
107 MEJORAMIETNOS HABITACIONALES EN CAMPO UNAMUNO
En ese proceso se crea en 2012 la Mesa de Trabajo de Campo Unamuno, conformada por pobladores organizados para mejorar el lugar donde viven, que junto con la Defensoria del Pueblo de Nacion lograron acceder a las mejoras habitacionales, entre otras para dotar de calidad urbana al sector. En el marco del programa Plan Nacional de Viviendas para Mejoramientos Habitacionales se estableció en 2016 el mejoramiento de 107 viviendas precarias para los barrios: 2 de Mayo, 1° de Octubre, 3 de Enero, Libertad y D.A.M. La Mesa de Trabajo incidió para que fueran los mismos pobladores locales quienes produjeran las mejoras, y creo para tales fines la Cooperativa de Trabajo Campo Unamuno. EN 2016 la organización se vinculó con Proyecto Habitar para un acompañamiento técnico en la gestión de los convenios, y desde entonces trabajamos en conjunto. En 2018 cuando se destinaron los recursos para el inicio de obra, la cooperativa nos contrató para ser el equipo técnico de proyecto y obra de los 107 mejoramientos.
Campo Unamuno es un sector caracterizado por Acumar como de vulnerabilidad social y riesgo ambiental. Está conformado por 9 barrios, que se produjeron a partir de sucesivas tomas desde fines de los ’90. Inicialmente era un bañado, donde las empresas aprovechaban para esconder los desechos tóxicos. Se ocuparon tierras sobre relleno de basurales, en otros casos se rellenaron lagunas, otros se asentaron sobre lo que los vecinos llaman “pozos de brea”: un sector del barrio 3 de enero cuya tierra se mueve permanentemente, y en días de calor la brea aflora a la superficie. La Mesa de trabajo logró a lo largo del tiempo el tendido de agua de red, el asfalto de casi la totalidad de las calles, se hizo el tendido de gas y de cloacas, pero de estas dos últimas falta la conexión a las respectivas plantas.
Las condiciones ambientales se agravan con la deficiencia de los servicios de infraestructura, e inciden en las condiciones materiales de las viviendas y del barrio para vivir de manera saludable. Reconocer estos elementos es sustancial para la resolución de las mejoras, comprendiendo el sistema mayor del cual son parte.
CONDICIONES MATERIALES
Los recursos convenidos en 2016 para la obra se dispusieron sin actualización de montos en 2018, de manera intermitente. La obra continuo hasta 2019, donde fue paralizada por falta de pago. Nos interesa compartir algunas reflexiones sobre el impacto de la inflación y los tiempos de los pagos para las condiciones del trabajo y las posibilidades de materializar la obra; que implicó tomar resoluciones específicas.
Cuando se firmó el convenio en 2016, el costo del m2 de obra rondaba los $13.000/m2, el valor del dólar estaba a 15 pesos, lo que daba un valor de $400.000 para hacer la mejora. Esto permitía construir una mejora de 30m2. El convenio estuvo inactivo hasta 2018, cuando se dispusieron los recursos para iniciar. En ese entonces, el valor del dólar había aumentado a 38 pesos, el costo de obra había pasado a $24.000 /m2, y el monto del convenio se mantuvo invariable; lo que provocó que los mismos $400.000, alcanzaran para construir 16 m2, la mitad de lo posible al momento de realizado el convenio.
En octubre de 2019 las obras se frenaron por falta de pago, y aún hoy continúan las gestiones para su reactivación. En el transcurso de estos 4 años, se ejecutó el 27% de los 3 convenios, dadas las condiciones materiales para llevarlas adelante. Estas obras se hicieron gracias al esfuerzo de les trabajadores (cooperativa de trabajo y profesionales), que no cuentan con una espalda financiera para abordar los magros recursos distribuidos en el tiempo. También se vieron disminuidas las posibilidades materiales de transformación ante la suba del valor de los materiales, herramientas e insumos.
El incremento de los materiales de la construcción en función del dólar, tiene una repercusión en las políticas de mejoramientos habitacionales. El paso de los años, y el incremento del precio de los materiales, hacen más difícil la ejecución de un mejoramiento habitacional que atienda las necesidades de la población. Se precariza el trabajo de obreros y profesionales. Los proyectos, las programaciones y planificaciones de obra, deben pensarse a corto plazo y son continuamente reprogramadas. Aún nos queda por delante construir las estrategias para cambiar las condiciones estructurales de este conflicto.
EL APORTE PROYECTUAL EN EL PROGRAMA DE MEJORAMIENTOS
El aporte proyectual en estos programas se trata de operaciones mínimas, progresivas, que amplían el espacio, su iluminación y ventilación. En ocasiones resuelven incompatibilidades funcionales (de intimidad, de producción / reproducción).
Comprendiendo que el problema es masivo, desarrollamos resoluciones que tiendan a la sistematización, a la vez que ponga en el centro a quienes habitan. A partir de comprender los problemas propios de la vivienda autoproducida en los barrios populares, en un trabajo sostenido, como una prueba piloto de un Sistema Público de Hábitat.
CRECIMIENTO PROGRESIVO: las losas se aprovechan para ampliar con una cubierta que permite
en proyección el crecimiento
REORGANIZACION INTERNA: Se reconfigura el espacio abriendo al aire y a la luz, modificando
secuencias, usos.
NUCLEOS HUMEDOS + ARTICULADOR: se incorporan a la preexistencia baños, cocinas, lugares
de lavado, mediante un conector
RESOLUCIONES TÉCNICAS: se adoptaron resoluciones de las envolventes, dispositivos como mesadas, y las instalaciones a la vista, que permitieran sistematizar efectivizando los recursos disponibles.
ETAPABILIDAD
el 21% de los casos convenidos son viviendas no recuperables. Esta condición en algunos casos se combina además con hacinamiento critico, por hogar y por cuarto. En este caso los magros recursos no alcanzan a resolver el déficit, ante lo cual el proyecto se planteó con la familia como la primera etapa de otras sucesivas, que a medida que tengan recursos continuarán.
Esto en la práctica implicó trabajar en la articulación territorial de la política pública: un trabajo de reconstruir los datos establecidos por el programa, y resignificar, en un trabajo conjunto con la población afectada las resoluciones posibles, en un contexto físico-social-economico que era diferente al establecido en el relevamiento inicial 2 años atrás. La instancia del relevamiento físico y social es fundamental para comprender esa realidad, y construir una propuesta con la familia. Una propuesta entre el ideal, y lo que efectivamente se puede hacer.
Las viviendas se construyen capa contra capa, cambian como cambia la vida, una vida de permanente movilidad (no es fijo el trabajo, no son fijas las actividades, no son fijas las personas). Se reinventan los objetos y los materiales. En ese lapso de tiempo, hubo pobladores que vendieron el terreno y se fueron, otres fallecieron, hubo quienes dieron asilo a sus familiares, creciendo en número la población de la vivienda, y las necesidades en ella. Otres tomaron todo el terreno para hacer un local porque necesitaban trabajar, ocupando el último espacio para iluminar y ventilar, que el proyecto contemplaba como patio.
Las propuestas requieren al momento de la intervención ser consensuadas con les pobladores, que finalmente son quienes van a continuar la vida en el lugar. En el momento de aplicación, es necesario un trabajo de adaptar la propuesta sistemática, a la necesidad y la proyectualidad particular de quienes habitan en ese espacio, contemplar también hacia dónde van, qué planes tienen; que permita favorecer la apropiación del espacio y de su vida.
En este sentido, necesitamos las formas de aplicación de los programas de mejoramientos habitacionales sean ser flexibles. Esto es contemplar un aspecto clave en relación al problema que trabaja, que es lo móvil. Flexibilizar la aplicación de los programas, implica incorporar procesos de actualización permanente de los diagnósticos, que incorpore a les pobladores dando la posibilidad de presentar modificaciones a las propuestas en el momento registradas por los equipos técnicos, con convenios cuyos montos tengan cláusulas de actualización según la variación de la CAC o los valores de la UOCRA, y asegurar un ritmo de desembolsos que permita tener un ritmo de producción continuo.
La mayor parte del déficit habitacional del país está constituída por un déficit cualitativo. Los programas de mejoramientos habitacionales son necesarios, y pueden ser muy valiosos, en tanto la posibilidad de rescatar y poner en valor lo producido social y espacialmente por les pobladores. El aporte de arquitectas/os/es en estos contextos es necesario para que todos los recursos que se disponen, estatales y también sociales, se reflejen en un resultado en la mejora de las viviendas para la población.