COMUNIDAD

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Detalles

  • Año:
    2020
  • Distrito:
    2
  • Autor/es:
    PONA, Juan | CEJO, Matías; PETRUCCI, Gonzalo; LOPEZ, Lía Macarena
  • Año:
    2020
  • Distrito:
    2
  • Autor/es:
    PONA, Juan | CEJO, Matías; PETRUCCI, Gonzalo; LOPEZ, Lía Macarena
  • DISPOSITIVOS [RE] GENERADORES 

    INTERVENCIONES URBANAS PARA LA RECUPERACIÓN DE LO COMÚN. ARTICULACIÓN DE LAS FRONTERAS 

    Junto con el Covid-19 llegó el aislamiento social preventivo y obligatorio como única medida efectiva para paliar los efecto de la pandemia. Los habitantes de las ciudades dejaron de circular libremente por las calles para recluirse en sus viviendas. Este fenómeno inédito rompe con las dinámicas de las ciudades, acentuando carencias y tensiones preexistentes. 

    Podemos agrupar estas tensiones en tres puntos: 

    • Conflicto entre los propietarios de los medios de producción y los cuerpos productivosExpresado en el desigual acceso a la tierra, la vivienda y a los servicios. La ciudad desmembrada por el extractivismo y la especulación financiera. 
    • Conflicto entre urbanidad, medio ambiente y salud. Espacios verdes inaccesibles, inutilizables e insalubres. Proceso de urbanización (formal e informal) sobre áreas productivas o protegidas. 
    • Conflicto entre lo doméstico y el trabajo. Precarización / flexibilización laboral. La vivienda, convertida masivamente en espacio de trabajo, hace patente una idea de centralidad y espacio/tiempo naturalizada. Estructuras productivas sostenidas por mujeres, por las actividades de cuidados y reproducción. La desigualdad de género desnudada por el trabajo doméstico no remunerado (revalorizado por el distanciamiento social) y en el aumento de casos de violencia de género y femicidios. 

     

    Agudizadas estas problemáticas, ante el distanciamiento social y la cuarentena obligatoria, se resignifica como respuesta biopolítica la idea de comunidad y de lo común. Repensar el urbanismo, requiere incorporar dinámicas cooperativistas, de trabajo mancomunado, de espacios intermedios e intersticios que alberguen actividades humanas de cuidado, de producción, de educación y de sociabilización. 

    Teniendo en cuenta estos frentes de conflicto y luego de un exhaustivo análisis del sector más afectado de la provincia por estas tres variables (AMBA) elegimos los márgenes del Riachuelo como área de trabajo. Encontrándose entre el límite de CABA y GBA el área supone un punto conflictivo en varias capas. Un territorio donde la segregación se materializa; un espacio profundamente fragmentado. Marcado por la desigualdad, los conflictos ambientales y espacios urbanos discontinuos y aislados.

    Desde el comienzo de la configuración territorial de la Metrópolis, las cuencas jugaron un papel fundamental, sino el más importante. Los ríos definen el territorio, junto con la topografía, la geografía limitó las posibilidades de asentamiento de los primeros pobladores. En los altos, además de las primeras urbanizaciones, con el modelo agroexportador se ubicaron los primeros trazados ferroviarios Dependientes del puerto y generadores de centralidad en las estaciones del tren. Surge de ello la “metrópolis moderna”, con una estructura jerárquica de relaciones funcionales y sociales. En el proceso de crecimiento, la ciudad invadía el espacio rural circundante, dando lugar a una expansión urbana continua, en mancha de aceite, con una neta separación entre campo y ciudad. 

    Los ríos tienen un papel fundamental en el desarrollo de las ciudades, pero, a medida que las ciudades se fueron industrializando, los ríos urbanos fueron cambiando su rol. En muchos casos se contaminaron, se cubrieron, se canalizaron y se olvidaron. Convirtiéndose en un área de borde de terrenos de bajo valor y alto potencial, aunque ambientalmente degradada y desconectada del tejido formal, vecina a los trazados viales y a la definición de la periferia; características frecuentes en las ciudades latinoamericanas. A medida que la ciudad fue creciendo, se fue configurando como un borde para la misma, un delimitante entre comunidades, clases sociales y actividades. Pensamos que los espacios de borde tienen un gran potencial para la ciudad. El río puede ser un eje de transformación, ya que es un gran borde en el corazón de la ciudad, como una pieza fundamental de un rompecabezas. 

    El proyecto propone re- generar esa pieza faltante, parte por parte, hasta recomponer la imagen de una ciudad inclusiva. Las fronteras metropolitanas siempre intensifican las virtudes y problemáticas de los contextos urbanos y rurales. Un pasado de balneario, un presente complejo y un futuro incierto. 

    La Cuenca Matanza Riachuelo, sector donde trabaja el proyecto, puede apreciarse como un límite, como un área degradada, como un lugar marginal, contaminante, segregado, lejano y distante. Sector del territorio bonaerense en el que se subliman y condensan problemáticas y desigualdades sociales, económicas y ambientales. Nos preguntamos entonces : 

    ¿Cómo intervenir este tipo de territorio de borde, generando un dispositivo lo suficientemente adaptable a otras situaciones similares

    Para dar respuesta a este interrogante, se decidió realizar un relevamiento de los espacios obsoletos donde se conjugan las variables descritas en el inicio, tomarlos y darles un rol primordial en el proceso de urbanización. De este modo, se los reconoce, se los re- califica y se los pone en relación; estableciéndose así una red interconectada de vacíos urbanos. Esta operación puede replicarse tanto a escala barrial como urbana y metropolitana, creando así un dispositivo de regeneración territorial (urbana y ambientalTomando la linealidad de los cuerpos de agua del Matanza-Riachuelo, se proponen una serie de dispositivos que trabajen como un sistema vertebral. Aunque su implantación geográfica es otra, contiene elementos y componentes identitarios, ya que las problemáticas a lo largo de la cuenca son, en mayor o menor medida, continuas. Los dispositivos tienen como fin primario la re-generación del paisaje natural común mediante espacios comunes artificiales. Se propone una solución colectiva y comunitaria a la problemática de la producción, el medio ambiente y la vivienda. Al mismo tiempo generan nuevos focos y centralidades, acercando actividades y servicios a estas áreas periféricas. 

     

    “¿Cómo pueden nuestras energías y deseos productivos engranarse y crecer en una economía que no esté basada en la propiedad privada? ¿Cómo se puede proporcionar a todos el bienestar social y los recursos sociales básicos en una estructura social que no esté regulada y dominada por la propiedad estatal? tenemos que construir las relaciones de producción e intercambio, así como las estructuras de bienestar social que se compongan del y sean adecuadas al común.”

    Como explica Antonio Negri en su libro “Commonwealth”, la alternativa exclusiva entre lo público y lo privado corresponde a una alternativa política, igualmente exclusiva, entre capitalismo y socialismo. Ambos regímenes de propiedad que excluye lo común. Y, al final de cuentas, gran parte de nuestro mundo es común, como el lenguaje. 

    A ambos regímenes de propiedad, Negri, los consideras fundamentalismo economicista. Que, como todo fundamentalismo, valoriza en primera instancia al cuerpo como productor, pero al final el mismo se ve eclipsado por un valor trascendental (el capital). Esto se hizo patente en las primeras instancias de las cuarentenas, la tensión entre los propietarios, por no frenar la producción, y los cuerpos productivos, por cuidar su salud mediante el aislamiento. Desnudando el potencial transformador de los pobres. A los que Negri nombra, no como los que no tienen nada, sino a los que están insertos en los mecanismos de producción social más allá de su jerarquía o propiedad. Potenciales generadores de subjetividad. Enfrentándose al bio poder, proclamador de falsas afirmaciones universales. 

    Hay que asumir que la Metrópolis es, en conjunto, el gran lugar de producción colectiva basada principalmente en el conocimiento y, en consecuencia, el lugar de los encuentros, las relaciones, los sentimientos y afectos para llevar adelante esa producción. Podríamos decir que es a la vez una gran fábrica y una gran universidad. Por consiguiente, las formas, los tipos y los lugares de encuentro para desplazarse, trabajar o disfrutar, tienen especial importancia en la calidad de la vida individual y colectiva de sus habitantes. Pero no como una cuestión de valores en abstracto, sino en el camino de la construcción de una auténtica experiencia personal y colectiva. Y esto tiene que ver con la manera de cómo se disciplina y limita lo que es común en la Metrópolis y cómo se relaciona la residencia con el trabajo y la producción. El tipo de encuentro al que se propende en la Metrópolis contemporánea es el que está basado en la reducción del tiempo al presente y, finalmente, al cuerpo, a lo individual y a la violencia. En particular, porque la reducción a un tiempo sin narración colectiva no produce encuentros auténticos. Un tiempo abstracto y privado no favorece el intercambio y la participación general abierta y cotidiana, no contribuye al evento. Entre otras cosas, porque el espacio público de la Metrópolis es un espacio de control. Es el espacio político por excelencia: no sólo por lo que se hace en él sino también porque sus formas representan los límites que acotan los conflictos y establecen los modos de la coexistencia. Además, hay que tener en cuenta que nuevos fenómenos como, por ejemplo, que la producción contemporánea y los lugares de trabajo en la Metrópolis comienzan a ser, también, “lugares públicos”; cada vez hay menos diferencias entre lo que es común y lo que es privado. En la actualidad hay un esfuerzo político hegemónico para que casi todo sea subsumido en lo privado aunque tal vez este sea el posible comienzo, al mismo tiempo, de una recuperación de lo común”? 

    Lo común como aquello que es de propiedad colectiva y disponible. Un soporte para la congregación. La convivencia humana como principal motor re-generador. Reconstruir la capacidad que tenían las ciudades de generar encuentros auténticos, como dice Tony Diaz. Una experiencia personal y colectiva. Espacios e infraestructuras urbanas capaces de soportar esos encuentros, esa fábrica, esa universidad. 

    ¿Qué forma tiene un espacio disponible? ¿Cómo generamos ciudades capaces de contener diversidad, complejidad y convivencia? 

    Surge así la idea de trabajar con una grilla habilitante, que posibilite los cambios y se adapte al contexto en el que se aplica. Además, a partir de ella, es posible la aparición del dispositivo a través de módulos, replicables, apilables que permitan un crecimiento controlado y ordenado y la configuración de espacios disponibles susceptibles a cambios según la necesidad actual. 

     

    “La relación natural que hacemos entre espacio grillado y desarrollo urbano se relaciona con la habilidad inherente de la cuadrícula para generar sistemas de infinita complejidad. Este ubicuo poder viene tras un patrón de organización muy simple. No es la simplicidad de la grilla lo que da cuenta de esta elaborada topografía social: es su capacidad para la complejidad lo que sustenta su amplio rango de adaptabilidad a lo heterogéneo, su servir como dispositivo habilitante de una colección única de objetos y acontecimientos. Aún así, más allá de estos atributos, es evidente que la grilla no es sólo un ícono del orden, sino también un dispositivo benigno, capaz de extraer del flujo indiferenciado de las cosas un campo inclusivo y heterogéneo de complejidad casi sin límites. 

    […] La grilla es predecible, pero indeterminada; es prescriptiva, pero ambigua. Es capaz de sostener un orden (urbano o de otro tipo) que es, simultáneamente, fuerte y débil. “

     

    Es así como la grilla surge no sólo como principal ordenador urbano, sino también edilicio. En principio la reinterpreta, generando un nuevo tipo de amanzanamiento. Esta repetición de unidades ya no genera un adentro y un afuera; un público y un privado. La superficie de la manzana se llena de espacios comunes y es soporte de multiplicidad de actividades. Los dispositivos propuestos, a su vez, repiten este lenguaje. Respetando este sistema para ser replicables y modulando su interior para adaptarse al entorno en el que se insertan. 

     

    Los espacios públicos son lugares de excelencia de representatividad ciudadana, es el “sitio” donde las personas se encuentran y construyen una sociedad más segura, justa, diversa y participativa. En este proyecto, generar equipamiento se reduce simplemente a la acción de liberar lugares, “crear vacíos” o reconocer los existentes, generando espacio disponible para que este “acto colectivo” suceda. Dispositivo habilitante, un espacio disponible que pueda ser gestionado y utilizado por los vecinos, por las madres solas, por los cooperativistas, etc. dándole el uso que se requiera. 

    Los dispositivos 

    El Puente: El borde del Río junto con sus ecosistemas, son un potencial natural para la re generación de un hábitat común y saludable. A través de distintas operaciones se busca recuperar la relación de la ciudad con el Río, diluyendo los límites entre lo urbano y lo natural, generando una nueva interfaz con un paisaje bucólico. Para esto es necesario la sutura del territorio, que lo integre como una unidad conectando ambos márgenes del Río. Dispositivo Puente Programático, como generador urbano. El concepto de generador urbano no solo crea la posibilidad de nuevos enlaces espaciales dentro de la ciudad existente, sino que también alienta factores programáticos impredecibles, o nuevos eventos urbanos, que inevitablemente aparecerán en las próximas décadas. 

    Con su estructura y espacialidad es capaz de contener diversas actividades de escala metropolitana. Transformando sus espacios y adaptándose a los usos a través del tiempo. Es un dispositivo que genera encuentros a través de su capacidad de vincular dos puntos a la cera del río y a través de sus espacios disponibles.

     

    El Deporte: El proyecto propone, en los casos que sea necesario, otro volumen de mediana escala sobre el nuevo parcelamiento del espacio vacante. Un gran volumen que proponemos como un centro deportivo pero que, como ya dijimos, su estructura es pensada de forma tan que puede transformar su uso en el futuro. Es un dispositivo de escala local. Fuertemente vinculado con el espacio verde circundante. 

     

    La huerta: El acceso a la tierra trae aparejada la posibilidad de autoabastecimiento, de producción para el consumo local y sustentable evitando las largas cadenas que encarecen los productos y generan un sistema insostenible. El dispositivo para la creación de huertas urbanas comunes con espacios interiores a modo de invernaderos y exteriores, así como también cooperativas de trabajo que permitan el mantenimiento y orden de este nuevo sistema barrial. 

     

    La vivienda: Repensar el concepto de vivienda “social” entendiéndose como un espacio arquitectónico que propicie el encuentro, la vida comunitaria y habilite la adaptabilidad de sus espacios. El dispositivo como módulo de vivienda, industrializable pero no repetitiva. Que absorbe los cambios y mutaciones de las familias o grupos sociales respondiendo a sus verdaderas necesidades y que devuelva a estos sectores sociales el sentido de comunidad. Nos enfocamos en pensar módulos que tengan una densidad suficiente como para generar comunidad y circulación en el barrio y que a la vez dejen espacios a sus alrededores para lo común

     

    Nueva alegoria 

    Entonces el proyecto propone revalorizar las veras del Río Matanza Riachuelo mediante espacios comunes de convivencia. Repensando el borde entre el río y la ciudad. Convirtiéndolo en un vínculo. Suturando con el puente; gran volumen de escala metropolitana. Habilitando una comunicación entre las comunidades separadas por los cuerpos de agua. Proponiendo así encuentros genuinos masivos. 

    Potenciarlos mediante la producción (dispositivo huerta), la educación (dispositivo deportivo) y el habitar (la vivienda). Escalas intermedias adaptables que tienen como fin principal el potenciar las preexistencias. 

    Resignifica y configura una nueva pieza urbana capaz de articular, multiplicar y extender ecologías urbanas existentes. Afronta la problemática de la continuidad urbana. Aborda la dimensión territorial proponiendo un sistema modular y repetible a lo largo de la cuenca. Trabaja la complejidad urbana en el plano práctico y simbólico. Propone una nueva alegoría. Un espacio disponible que habilite la heterogeneidad. Una nueva forma urbana capaz de adaptarse al futuro. Y a la vez ser semilla. 

     

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